Laguna del caminante
Hacia una semana habíamos llegado a Ushuaia y nuestros planes cambiaron rotundamente cuando conocimos a Sergio, un amante de trekking que vive en ésta ciudad hace mas de 20 años. Sergio conoce cada rincón de la zona para hacer trekking y gracias a sus recomendaciones conocimos paisajes increíbles.
El primer lugar al que decidimos ir fue «La laguna del Caminante Superior», un asombroso recorrido de más de 40 km de ida y vuelta dentro del Parque Nacional de Tierra del Fuego, que parte desde el Valle de Andorra. Sábado 6 am sonó el despertador, preparamos las mochilas, comida para dos días, bastones, ropa adecuada y la carpa, ya que si se nos hacía muy tarde pasaríamos la noche allí. Dos horas más tarde ya estábamos en la tranquera del valle de Andorra donde empieza el sendero. Si bien el clima no nos acompañó mucho, puesto que estaba nublado y lloviznaba, no había nada que opacara nuestro entusiasmo por conocer este punto. Comenzamos a caminar por un bosque húmedo con árboles enormes, era como un juego de niños, ya que había partes que había que hacer equilibrio en troncos, saltar charcos, atravesar puentecitos que pasaban arroyos de agua transparente; así durante 7 km aproximadamente; Luego el camino comenzó a ser en ascenso, subimos, subimos y subimos.
Un hermoso trekking en Ushuaia
Al final del bosque el sendero se bifurcaba, hacia la izquierda el cañadón de la oveja y hacia la derecha nuestro primer destino: La Laguna del Caminante. Ya llevábamos 4 horas caminando, pero era tan entretenido que no sentíamos el pasar de las horas; para entonces el bosque se transformó en una hermosa ladera con montañas nevadas de fondo, era todo tan nuevo para nosotros. Luego de unas horas vimos la Laguna, debemos admitir que era más hermosa de lo que habíamos imaginado, rodeada de montañas y de bosques fueguinos. Pero todavía faltaba descender unos cuantos metros para llegar al lugar, esa parte debemos admitir que no estuvo fácil, ya que había mucho barro, pero pudimos llegar sin ninguna caída.
Lo primero que hicimos cuando llegamos fue armar nuestra carpa para tener reparo del fuerte viento, sacamos algunas fotos al paisaje y nos instalamos adentro de la carpa para almorzar. El sol estaba tan agradable y el ambiente tranquilo que decidimos dormir una profunda siesta. Hasta el día de hoy, tanto Guido como yo concordamos que fue la mejor siesta de nuestras vidas.
Luego de la reparadora siesta, levantamos campamento y continuamos viaje, todavía nos quedaba mucho por caminar; seguimos camino por la ladera.
El camino para acceder a la «Laguna del caminante superior» ya no estaba señalizado y pocos llegan al no ser muy conocido, uno debe caminar por intuición. Caminamos durante hora y media para llegar y cuando la vimos nos llamó la atención su apariencia agreste, estábamos completamente solos, fue amor a primera vista.
Temprano, al día siguiente, luego de pasar la noche a orillas de la laguna, levantamos campamento y emprendimos nuestro regreso inmersos en una lluvia que dificultó nuestro camino a casa debido a que el recorrido era en descenso, por lo que la humedad hacia las bajadas aún mas resbaladizas.
Domingo por la tarde ya estábamos en casa repletos de barro pero felices por todo lo vivido.